jueves, 31 de marzo de 2011

MUJER.... Perdonar es ¡¡¡LIBERTAD!!!



El rencor es veneno para el cuerpo y para el espíritu, y si uno no aprende a perdonar, el resentimiento no solo le quitará el gozo, sino la amargara y contaminará su vida espiritual.

El Padre nuestro dice: "Y perdónanos...como (en la misma manera) perdonamos". NO pudiera ser mas claro si nosotras no perdonamos, no seremos perdonadas. Pero tal vez tú estás pensando: "No puedo perdonar, mi marido me ha ofendido grandemente". o dices: "Mi padre o mi madre me abandonaron cuando era niña y no puedo perdonarlos". O tal vez digas: "Mis hijos me han herido profundamente, no siento que puedo perdonar", o alguien te traicionó, te hirió profundamente y nunca has podido perdonar.

Tengo buenas noticias: el perdonar no es una emoción, sino una decisión. Si tú decides perdonar, puedes hacerlo. Aunque tus emociones te digan no lo hagas, tu corazon y el amor de Dios  pueden hacerte DECIDIR perdonar. Luego dí, señor, yo perdono a mi marido, a mi padre, a mis hijos y a todos los que me han ofendido". Posiblemente la primera vez que expresas tu perdón, no vas a sentir nada. Pero sigue declarando con tu boca lo que has decidido en tu espíritu, y muy pronto empezarás a sentirte diferente a sentirte libre de tu amargura y rencor. Esa nube negra de rencor y de presión se levantará de ti y comenzaras a experimentar la verdadera libertad…. La del alma.

Los que insisten en que no pueden perdonar, en realidad están diciendo que no quieren perdonar. Si no perdonas, el rencor te amargará. No digo que es fácil, solo digo que sí es posible. El Señor no va a mandarnos hacer algo que es imposible.

Muchas veces, aunque no siempre, este veneno en el cuerpo va destruyendo tu vida al punto de enfermarte. Yo he visto a mujeres amargadas y acabadas por no haber sido capaces de perdonar, pero también he visto a otras, transformadas en personas nuevas al decidir y declarar perdón.

Las mujeres valientes  por excelencia no vamos a permitir que las heridas de la niñez, ni de nuestros hijos , ni su esposo,  le roben el gozo de vivir libre de las cadenas de la amargura y el rencor.

Aparte de perdonar a las personas que les ofenden, hay otra persona a quien algunas necesitamos perdonarnos a nosotras mismas. 

Algunas mujeres no se han perdonado a sí mismas por los errores que cometieron en el pasado ya sea con sus hijos que ya son mayores, o por un matrimonio que se destruyó y ya es demasiado tarde para salvarlo. Si tú te encuentras en esta situación, te sugiero lo siguiente

1-Aprende lo que puedas de tus errores para no volver a cometerlos.

2-Da pasos para restaurar relaciones rotas.

3-Acepta lo que no puedas cambiar.

4-declara "Me perdono a mí misma".

La mujer por excelencia no malgasta sus fuerzas en tener lástima, ni vive lamentando el pasado. Ella convierte los obstáculos de la vida en escalones, que va subiendo día a día, paso a paso, hasta lograr decir soy libre... he podido perdonar

 Tomado del libro "La excelencia en la mujer" 

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